Manifiesto II - Manifiesto a la Decadencia

Ondea la Decadencia:

Ondea alto bandera que cubre del todo a esta balsa de piedra.

Ondean allá en lo más alto,
mantas de rojo fuego, 
mantas de cielo y amianto, 
ondean junto a las nubes, 
ondean ciegas y puras, 
ajenas a la tortura, 
que nos inflingen los hados. 
  
Ondean; ondean, pues, 
sin asta que mortifique, 
sin palo que las gobierne, 
ni gobierno que no abdique. 

Ondean los cerramientos, 
ajenos a mis palabras, 
con los toldos viejos, 
todos libres de cargas. 

Y aún más alto las hojas, 
de verde más que escarlata; 
ondean muertas de miedo, 
esas hojas aciculadas. 

Ondean como olvidadas, 
las camisetas humanas, 
las faldas, los vestimientos, 
y las bufandas de lana. 

Ondean abandonados, 
trapos a ras de suelo, sin nada, 
ondean de sucia tela, 
los ricos harapos de plata.   

Y sobre tanta miseria, 
ondea nuestra palabra, 
que ondea en estas horas 
muerta de celos, de rabia.   

Y sobre todos ellos, 
más alto que las nubes altas, 
ondea allá por el cielo, 
sobre el edificio de agáta,   
ondea la decadencia; 
la muerte, el miedo, la saña; 
que desde el alto observan, 
toda su mala calaña. 

Ondea, pues, la decadencia, 
la bandera del alba, 
que ondea por las mañanas, 
desde tiempos de Esparta.   

Como será esta tal cosa, 

que nos vence la inclemencia, 

y nos gobierna otra cosa: 

la malvada decadencia.