Foto por @inesga21 |
A la vuelta del desierto de Graógraman,
el bóreo león cazando aves
dejó, al poco de irnos, desiertos esos lugares.
Y las casas viejas del barrio nómada,
cerrados los corazones, forzaron la huida,
así el viento sur meridión, abrió una vía.
El bosque verde de hojas cóncavas,
como ojos lleno de lágrimas perdió la pausa,
tomando posada allí, tan lejos de casa.
Y lloraste la muerte de la muerte;
al despertar cada mañana decía «cada vez es para siempre».
Y lloraste la soledad de la perpetua destrucción.
Goab esta revuelto; la única de tus zoólatras
alza la vista, sabe que algún día la muerte...,
la muerte será para siempre