Mientras no sea mi corazón de las tinieblas
este ardor de selva que me espera,
pues con la belleza de un rizo cual liana
yo me pierdo, entre azul y tierra…
Asomé la cabeza al pasado mirando el techo…,
el techo de mi infancia me volvió pequeño:
«Duerme la costurera de siempre como icono,
y el banco blanco y el sofá rojo y el mantón...»
Mientras no sea este ardor de corazón
un mal augurio, una llamada de atención;
mientras no sea este no ser una calamidad,
esta selva una dehesa y este calor un hielo...
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